Estados Unidos abandonó este 4 de noviembre el Acuerdo de París, un pacto global para evitar la amenaza de un cambio climático catastrófico.
El pacto aspira a limitar la media global de temperatura por debajo de los 2 grados celsius. Con la salida de Estados Unidos, quedan 89 países dentro del Pacto.
Los científicos señalan que cualquier aumento de la temperatura por encima de los 2 grados Celsius podría tener un impacto devastador sobre gran parte del mundo al subir el nivel del mar, agravar las tormentas tropicales y empeorar las sequías e inundaciones.
El Acuerdo de París requiere que los países marquen sus propios objetivos para reducir los gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono.
El único requisito vinculante es que los países deben reportar con precisión sus esfuerzos.
Estados Unidos es el segundo emisor del mundo de gases de efecto invernadero, por detrás de China, y se considera que su contribución en reducir las emisiones es importante, aunque no la única relevante.
Aunque el Gobierno de Trump ha rechazado medidas federales para recortar emisiones, varios estados, ciudades y negocios de Estados Unidos han seguido adelante con sus esfuerzos.
El aspirante demócrata a la presidencia, Joe Biden, se ha posicionado a favor de que Estados Unidos vuelva a sumarse al Acuerdo de París.
Si Estados Unidos no participa, será más difícil que el resto del mundo alcance los objetivos marcados.